Con la guerra aún activa, ambas delegaciones buscan definir un nuevo marco negociador — en medio de ataques recientes de Rusia — con la esperanza de consolidar una tregua honorable y sostenible.

El domingo 30 de noviembre de 2025, una comitiva estadounidense encabezada por Marco Rubio (secretario de Estado de EE. UU.) se reunió en Hallandale Beach, Florida, con los enviados de Ucrania: Rustem Umerov (jefe del Consejo de Seguridad de Ucrania) y Andrii Sybiha (ministro de Relaciones Exteriores), entre otros. El encuentro — que incluyó también a Steve Witkoff y Jared Kushner por parte de EE. UU. — duró más de cuatro horas y fue calificado oficialmente como “productivo”. 

Rubio declaró que la meta es que Ucrania quede “soberana e independiente”, con una paz duradera que termine la masacre. 

Por su parte, Umerov agradeció el apoyo diplomático de EE. UU. pero enfatizó que Kyiv necesita garantías reales, especialmente en materia de seguridad territorial y defensa, para aceptar cualquier propuesta. 

El encuentro ocurre en un contexto explosivo: en las últimas 72 horas, la capital ucraniana y sus alrededores sufrieron ataques aéreos con drones y misiles, que dejaron muertos y decenas de heridos, incluyendo civiles — situación que Ucrania denuncia como demostración de que Rusia no cesa su agresión a pesar de hablar de paz. 

A pesar del aparente avance diplomático, EE. UU. aún no ha confirmado formalmente garantías de seguridad a largo plazo para Ucrania, lo que deja al acuerdo en un limbo de expectativas. Esta incertidumbre complica la posibilidad de que Kiev acepte un alto el fuego sin antes asegurar su defensa ante nuevos ataques. 

El reencuentro diplomático evidencia que EE. UU. quiere mantener su rol de mediador — quizás buscando dar una salida negociada al conflicto — pero la confianza de Ucrania depende de acciones concretas, no solo de declaraciones. La presencia de altos perfiles políticos estadounidenses — incluyendo figuras controvertidas como Kushner — sugiere que Washington está apostando fuerza al proceso. Sin embargo, la persistencia de agresiones rusas debilita la posición ucraniana y presiona para un acuerdo con mínimas concesiones. Si EE. UU. falla en ofrecer garantías efectivas, el riesgo de ruptura del diálogo continúa latente.

Las negociaciones continúan esta semana, con una próxima visita prevista de Witkoff a Moscú. El resultado determinará si estamos ante un paso real hacia la paz o un nuevo episodio de dilación diplomática sin consecuencias en el terreno.