En su conferencia matutina de hoy, la mandataria presentó un paquete de medidas laborales que incluyen un alza al sueldo básico nacional y la reforma de la jornada laboral, con el objetivo de mejorar ingresos reales, incentivar el consumo, y responder a la crisis económica que enfrenta el país. 

• El anuncio oficial señala que el nuevo salario mínimo será revisado para ajustarse con la intención de otorgar un “ingreso digno” al trabajador. Aunque al momento no se publicó la cifra exacta, el gobierno señaló que será una de las prioridades del presupuesto 2026.
  
  
• Además del aumento, se planteó modificar la normativa laboral actual para que la jornada regular sea de 40 horas semanales — en lugar de los esquemas vigentes — lo que implicaría una reconfiguración de contratos, horarios y posiblemente remuneraciones proporcionales.
  
  
• El paquete forma parte de un plan de estímulo económico del gobierno federal, orientado a contrarrestar los efectos de la desaceleración económica nacional. Según el plan — adelantado por Sheinbaum — se busca incentivar el consumo interno, mejorar el poder adquisitivo, y atraer inversión mediante estabilidad social.
  
  
• Empresarios y cámaras de comercio han reaccionado con cautela: reconocen la necesidad de mejorar ingreso de trabajadores, pero advierten que el cambio de jornada y el alza salarial deben coordinarse con incentivos y productividad, para evitar presiones inflacionarias o costos excesivos a pequeñas empresas. Varios de estos sectores han solicitado conocer cifras concretas y plazos de implementación antes de comprometer inversiones a largo plazo. (Informes previos de medios financieros mencionan este contexto de desconfianza ante la inversión privada).
  
  

El anuncio representa una apuesta fuerte del gobierno para aliviar tensiones sociales y reactivar la economía vía ingreso real y estímulo al consumo. Si se implementa con equilibrio —es decir, acompañando políticas de productividad, monitoreo inflacionario y apoyo a empresas pequeñas— el impacto puede ser positivo. Sin embargo, sin una estructura clara de implementación y sin datos concretos, existe riesgo de que aumentos y cambios laborales generen presiones inflacionarias o desempleo encubierto. La interlocución con sectores productivos será clave para evitar efectos adversos.

El éxito de esta reforma dependerá de su puesta en marcha real: definición clara del nuevo salario mínimo, lineamientos para la jornada de 40 horas y análisis de impacto económico. Si se logra un balance sensato, podría ser un paso significativo hacia mayor justicia económica y consumo interno fortalecido.