En un contexto de escalada diplomática con Estados Unidos por el asalto a un buque petrolero venezolano, la presidenta de México reafirmó que la política exterior se basará en la no intervención, respeto a la soberanía y solución pacífica de controversias, principios inscritos en la Constitución. 

Este 12 de diciembre de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum señaló, durante sus declaraciones públicas, que México “siempre pugnará por la no intervención” como fundamento de su política exterior, en respuesta a las recientes acciones bélicas protagonizadas por Estados Unidos contra un buque petrolero venezolano, consideradas por el Gobierno mexicano como una escalada de tensiones. 

Sheinbaum destacó que la defensa de la autodeterminación de los pueblos y el rechazo a la injerencia en asuntos soberanos forman parte de los principios básicos que rigen la política exterior mexicana, establecidos en la Carta Magna y reiterados en foros internacionales. La mandataria enfatizó que México apostará por mecanismos de resolución pacífica y multilateral de controversias, rechazando acciones que puedan agravar conflictos. 

La declaración se produce en el marco de un momento geopolítico complejo, en el que diversas administraciones y organizaciones internacionales han expresado preocupación por la estabilidad en la región y la agenda de seguridad hemisférica, mientras México busca mantener relaciones diplomáticas equilibradas con todas las naciones involucradas. 

La reafirmación de la doctrina de no intervención por parte de Sheinbaum no solo subraya la tradición diplomática mexicana, sino que busca posicionar al país como actor independiente en escenarios de tensión internacional. Esta postura puede fortalecer la percepción de México como mediador neutral en crisis regionales, aunque también implica desafíos prácticos en la coordinación con socios estratégicos y en la protección de intereses nacionales frente a políticas exteriores más agresivas de terceros estados. 

Con esta declaración, México ratifica su compromiso con la diplomacia pacífica y reafirma los principios constitucionales que orientan su política internacional, en un momento donde la estabilidad regional es materia de debate entre gobiernos y organismos multilaterales.